(Jorge Sierra, en Confer). Afortunadamente, tenemos autores cercanos a los que siempre merece el esfuerzo leer. Es más, hay autores que abren ventanas y que más que soluciones aportan preguntas, de esas que solo por el proceso de buscar su respuesta ya están en camino de resolución. El sociólogo guipuzcoano Javier Elzo es uno de ellos, un imprescindible si queremos comprender la realidad de la fe cristiana en nuestra sociedad. Es, además de científico en su disciplina, un creyente capaz de vivir con dudas, algo que ayuda mucho a los que tampoco tenemos todas las respuestas.

De hecho, su último libro tiene como título una pregunta que antes o después nos habremos hecho todos… y que no tiene una respuesta fácil o directa: ¿Tiene futuro el cristianismo en España? Todo el mundo parece tener claro que estamos en un tiempo de cambio, de riesgo y de compromiso, pero el análisis no puede ser simplista: del mismo modo que para algunos la agonía de la «cristiandad» se hace larga y preferirían darle ya la estocada final, para otros es una llamada a hacer crecer los muros buscando resguardar un resto más puro y auténtico. Entre medias hay creyentes que leen en toda crisis una oportunidad de recuperar lo fundamental. El propio Elzo es uno de ellos.

En este volumen el autor recoge mucho de su pensamiento de los últimos años, en la línea de obras anteriores como Los cristianos, ¿En la sacristía o tras la pancarta? (PPC, 2013), Quién manda en la Iglesia (PPC, 2016) o Morir para renacer (San Pablo, 2017). Tiene un cierto regusto a colofón de toda una vida de estudio, quizás impelido por la situación de pandemia que el propio autor sufrió directamente, pero sin caer en un pesimismo ante la situación, más bien buscando lo positivo y esperanzador, aunque a veces sienta —como expresa en algunas páginas— que lleva años diciendo lo mismo para ser escasamente escuchado.

El libro tiene tres grandes partes, que agrupan los nueve capítulos en torno a las preguntas de si España ha dejado de ser católica, cuáles son los principales problemas de la Iglesia en esta encrucijada y cuáles son las claves de «otro cristianismo para el siglo XXI». La línea general de la obra es natural: partir de la realidad y sus condicionantes para ofrecer claves, desperdigadas en todo el texto y especialmente enriquecedoras al terminar cada capítulo, para la construcción de una fe con sentido para el aquí y el ahora.

En la primera parte se hace un repaso breve pero completo de los estudios sociológicos sobre las creencias religiosas de los españoles, con una atención especial a los jóvenes y una dedicación particular a la piedad popular. Puede sorprender esta parte, pero es fundamental para entender por qué la gente no va a misa pero hay peregrinaciones o santuarios siempre llenos. ¿Se puede descartar esa piedad popular rápidamente, como una mera superstición o una moda pasajera? Para nada. De hecho, una de las características de Elzo es precisamente no desdeñar nada con argumentos excesivamente apriorísticos, sino intentar entender la realidad, siempre compleja.

La segunda parte mira directamente a la Iglesia. Es de agradecer que el autor, con la debida distancia, no lo haga como un mero espectador, sino como uno de los agentes de ese cambio, por estar bautizado y por querer ese cambio. Las reformas que propone el autor ya no son nuevas… ¡pero siguen siendo urgentes, por más que nos pese! Quizás por eso se dedica un capítulo entero al «tsunami de la pederastia del clero», porque es un asunto urgente que requiere una respuesta, y no valen las respuestas enlatadas o espiritualistas (es hasta doloroso tener que recordarlo).

La tercera parte propone algunas claves de renovación de la Iglesia y la sociedad, desde un humanismo realmente integrador. Comienza Elzo abogando por la recuperación del valor «fraternidad», incluso en un mundo digital y siempre en cambio hacia la construcción de un cristianismo que sigue siendo relevante y necesario en la «ciudad secular» o incluso «post-secular», con un gran número de «nones» (personas sin afiliación religiosa) y un creciente número de católicos «no practicantes», que el autor defiende como grupo relevante, aunque no desarrolla mucho el porqué.

Afirma el autor que no es en el pasado donde puede estar la edad de oro de la Iglesia, sino más bien en el futuro, donde se nos abre un mundo nuevo lleno de claves positivas. No es mal planteamiento para los que nos dedicamos a la pastoral o, simplemente, para cualquier creyente que quiera dar razón de su fe sin simplezas. Como decíamos al principio, un autor siempre imprescindible.

Jorge Sierra, FSC

Confer 229 (enero-marzo de 2021) 146-148.