(Jesús Domínguez Sanabria, en La Ciudad de Dios / Revista Agustiniana). Mucho se ha escrito sobre el entrañable y a la vez desconcertante libro de Job. El autor lo refleja varias veces, particularmente en la bibliografía que nos ofrece al final de esta obra. Sin embargo, Pikaza, ya desde el título del libro –Los caminos adversos de Dios– nos da a entender que su estudio va a resultar sorprendente e interesante, como suelen ser todos sus escritos. Y si mucho, o al menos muchas veces, hemos leído los desconcertantes diálogos de Job con sus amigos, y toda la desgarradora situación de su vida, con sus avatares tan demoníacos y con su extremada situación dichosa y feliz tanto al principio del relato de su vida y más aún al fin, que nos hemos olvidado de cuanto se transmite en él como Palabra de Dios. Y el autor de la presente obra nos describe, con fina erudición y pericia bíblica, el interesante y actual mensaje que todo el libro de Job contiéne. Él titula caminos «adversos» sobre un modo de actuar de Dios. Y, sin embargo, leyendo estas páginas llega uno a la conclusión de que más bien son caminos benéficos o modos de actuar la Providencia Divina en medio de las adversida­des e hirientes situaciones negativas que en la vida nos hacen sufrir. El Dios que misteriosamente «escribe recto con aparentes renglones torcidos», o -como diría san Pablo– «hace que todas las cosas o situaciones -también las adversas­contribuyan al bien de los que le aman», o de las que Dios se sirve para darnos el aldabonazo que necesitamos para convertir nuestro modo de proceder, definir, encauzar adecuadamente el sentido de nuestra vida. Resulta gratificante leer detenidamente cómo el autor va analizando escena por escena, versículo por versículo, el contenido del Libro de Job, tal como nos lo narra nuestra Biblia. Intuir y constatar lo que, en cada escena, en cada capítulo, y particularmente en todo el conjunto de la narración bíblica, el autor nos aclara, hace que uno descubra en la relación de la vida de Job la mano misteriosa de Dios, que -como dice el autor casi al final del libro- «nos lleva a interpretar al hombre como ‘encarnación’ de Dios, desde la perspectiva de Jesús, signo y compendio de todas las víctimas» (p. 326). La respuesta de Dios que revela la narración bíblica viene a manifestar la conclusión de que la vida de Job termina por ser un paradigma del dolor de los humanos, incluso de los creyentes en Dios, que, aunque nos parezca que en los momentos de sufrimiento y contradicción Él se calla o que no está ahí, ciertamente nos acompaña, nunca nos abandona, y termina por demostrar que siempre nos ama y nos conduce a lo mejor que Él desea y espera de nuestra vida. Un obra profunda, extensa, bien documentada, interesante, muy recomendable. Jesús Domínguez Sanabria La Ciudad de Dios / Revista Agustiniana 234/2 (2021) 719-720.